Eduardo Vasco,
Rebelión
Los huties lograron hacer lo que Israel y Estados Unidos han tratado de evitar a toda costa hasta ahora: convertir el genocidio en Gaza en una crisis global. Golpean el talón de Aquiles del enemigo al bloquear el tránsito por el Mar Rojo de cualquier buque o embarcación israelí con destino a Israel.
Por parte de Israel, el daño a su economía ya ha alcanzado miles de millones de dólares. El periodista libanés Khalil Harb destacó, en un artículo en The Cradle, que Israel importa y exporta “casi el 99% de los bienes por río y mar” y que más de un tercio de su PIB depende del comercio de bienes, según el Banco Mundial. Se trata de un duro golpe y compromete directamente la continuación de la matanza llevada a cabo por las fuerzas sionistas en Gaza, que ya se ha cobrado la vida de 22.000 personas.
Pero la acción hutí no es espectacular sólo porque golpea la columna vertebral de la maquinaria genocida de Israel, sino, sobre todo, porque está paralizando la economía mundial, es decir, el funcionamiento mismo del régimen capitalista, que está en la raíz del problema de la guerra de agresión en el Medio Oriente. Y quien lo admite no es otro que el principal medio de prensa de los banqueros internacionales,
The Economist: “una nueva crisis en el Canal de Suez amenaza a la economía mundial”. Un preocupante artículo del medio destaca que el bloqueo naval impuesto por los hutíes tiene el potencial de intensificar la guerra y expandirla al resto de la región y también dañar radicalmente el comercio mundial. La principal alternativa para Israel y Estados Unidos sería atacar militarmente el territorio de Yemen gobernado por los hutíes, pero podrían tomar represalias no sólo con ataques a Israel, sino también a los aliados árabes de Estados Unidos, como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Jordania, principalmente contra sus yacimientos petrolíferos, lo que agravaría brutalmente la crisis económica con una crisis del petróleo (que ya ha comenzado). Por esta razón, mientras los Emiratos Árabes Unidos quieren acciones enérgicas contra los hutíes, los saudíes se muestran cautelosos. Pero esto no impide que Riad participe, junto con Egipto, en acciones marítimas lideradas por Washington para intentar contener los ataques hutíes, contra los que la Casa de Saud lleva casi diez años en guerra, devastando Yemen y convirtiendo al país, que ya era el más pobre de Oriente Medio, en una tierra donde se está produciendo la mayor catástrofe humanitaria de los últimos cien años, según los propios organismos de Naciones Unidas.